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Desde el escritorio del rector: Anuncio sobre la Eucaristía

Queridos feligreses de San Pedro:


El martes 16 de mayo, el obispo Jacques Fabre-Jeune, en coordinación con el Consejo Presbiteral, determinó que la Preciosa Sangre se pusiera a disposición de los fieles laicos en la misa a discreción del párroco local.

Las restricciones a la distribución de la Preciosa Sangre asociadas a la pandemia del COVID-19 reforzaron nuestra conciencia y comprensión de que, "Gracias a la presencia sacramental de Cristo bajo cada una de las especies, la comunión bajo la sola especia de pan ya hace que se reciba todo el fruto de gracia propio de la Eucaristía" (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1390). Ahora, al volver a compartir ambas especies, se nos recuerda la instrucción de que "la sagrada Comunión tiene una expresión más perfectamente se manifiesta el signo del banquete eucarístico, y se expresa más claramente la voluntad divina con que se ratifica en la Sangre de Señor la Alianza nueva y eterna, y se ve mejor la rejación entre el banquete eucarístico y el banquete escatológico en el reino del Padre" (Instrucción general del Misal Romano, 281).

Para facilitar la vuelta a esta práctica en la Basílica, nos prepararemos de las siguientes maneras:


En primer lugar, debemos formar y/o actualizar un cuadro de Ministros Extra-Ordinarios de la Sagrada Comunión. Las personas dispuestas a ayudar al clero deben ser católicos confirmados en regla con la Iglesia y, si están casados, estar en una unión reconocida por la Iglesia Católica. Deben tener al menos 16 años de edad y estar dispuestos a realizar todas las funciones que este servicio requiere. Con esto en mente, invito a los feligreses de todas las edades que cumplan estos requisitos a considerar en oración este ministerio. Aquellos que esten dispuestos, deben ponerse en contacto con Courtney o Mary en la oficina de la Iglesia y planear asistir al entrenamiento que yo personalmente proveere en Ingles el Miercoles 31 de Mayo a las 6:30 PM. (Una vez que tengamos un grupo adecuado de voluntarios, comenzaremos a programarlos y entonces podremos ofrecer el Cuerpo y la Sangre de Cristo en nuestras Misas.


El otro aspecto de la preparación es volver a informar a nuestros feligreses sobre los medios adecuados para recibir la Preciosa Sangre de Cristo, así como familiarizar a los niños y adultos que recibieron la Primera Comunión en los últimos tres años con la forma de participar.

Por último, para subrayar aún más la reverencia que todos debemos tener al acercarnos al Señor, tengo la intención de instituir también el uso de patenas por los monaguillos en las Misas de los domingos y días de precepto. Esto debería ayudar a evitar que la gente tome la Eucaristía sin consumirla y también que la Hostia consagrada caiga inadvertidamente al suelo.


Qué oportuno, durante un tiempo de renacimiento eucarístico, que se nos ofrezca esta oportunidad para enfocarnos y reflexionar. El retorno a lo que era la norma en relación con la Eucaristía tras el Concilio Vaticano II nos brinda a todos la oportunidad de profundizar nuestra fe en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Por tanto, nos da un poco más de tiempo para prepararnos y para preparar a nuestros voluntarios para que nos beneficien a todos.


Respetuosamente,

Fr. Gary S. Linsky

The Very Rev’d Canon Gary S. Linsky, V.F.

Rector

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